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notas

del blog moleskine literario

Historia de Mayta

por Gustavo Faverón


Sobre Historia de Mayta, mi opinión es que es un libro crucial en la obra de VLL (lo que de inmediato hace de esa novela un punto crucial en nuestra narrativa contemporánea), porque es el punto de llegada de algunas líneas centrales de su narrativa, y una novela que es como un pequeño campo de batalla, una de esas obras en que los escritores luchan consigo mismo batallas en las que se deciden las líneas futuras de su trabajo.Es, por ejemplo, el punto de llegada de las elaboraciones que VLL había iniciado en La guerra del fin del mundo acerca del papel del escritor como reconstructor de realidades y de su responsabilidad de la ficción. El periodista miope de La guerra del fin del mundo es (además de un homenaje a Euclides Dacunha) en sí mismo una cifra del escritor obligado a ver el mundo con armas siempre inadecuadas, siempre mediocres, siempre incapaces de captarlo y entenderlo todo. El narrador de Historia de Mayta es un desarrollo de esa cifra, y su parte de la historia contada es una compleja puesta en escena del debate acerca de la libertad de ficcionalizar, torcer y modificar frente a la responsabilidad de retratar: ese conflicto está dramatizado en el contarste entre el último capítulo, que quiere revelar una "realidad real" frente a las libertades imaginativas de todos los capítulos previos. Y en ese capítulo se manifiesta una duda profunda acerca del arte del mismo autor: sus especulaciones ficcionales previas resultan casi todas erradas, cortas, insuficientes; la "realidad" se lleva sus teorías por delante. Una idea muy similar se retoma en El hablador. Y en ambas VLL le da una vuelta de timón a su propia concepción del realismo literario, que él no había puesto en cuestión antes. En El hablador e Historia de Mayta, es el realismo mismo lo que se hace insuficiente, y el "dato escondido" no es más un hecho circunstancial, como en su narrativa anterior (un hecho vedado al lector pero sabido por el narrador), sino el criterio decisivo de qué cosa es "real" y qué no: el paso es tan claro que resulta toda una lección de cuán compleja es la evolución de un escritor que se toma su trabajo en serio: en Historia de Mayta, todavía subsite ese capítulo final que parece aclarar las cosas, pero que, en verdad, deja al lector con la sensación angustiosa de que todo lo que ha leído hasta entonces es una "mentira", que la literatura misma puede ser tan caprichosa y torcida con respecto a la realidad, que llegue a desconectarse de ella. En El Hablador, peor aun, más radicalmente, ese capítulo final no existe, y el lector nunca llegará a saber cuál es la "verdad" de lo leído, si existen dos narradores o no, si un narrador es un engendro del otro o una criatura independiente, etc. Son las novelas en que VLL pone en duda la capacidad representativa del realismo.Esa duda de VLL es tan larga y profunda que está presente por primera vez en la línea final de La guerra del fin del mundo, cuando el último gesto narrativo es darle la palabra a un personaje que atestigua, con un lenguaje tomado del campo semántico con que hasta entonces se ha construido la figura del periodista miope ("yo los vi") la subida al cielo de otro personaje, Joao Abade, acompañado por ángeles. Como diciendo, por única vez en TODA su obra, que hay ciertas partes de la realidad latinoamericana que hacen necesario el realismo mágico para su representación. Y el realismo mágico es lo que está reelaborado, cuestionado, puesto en perspectiva, junto con el realismo tradicional, en El Hablador y en Lituma en los Andes: es una década y media lo que abarca todo ese proceso de reflexión sobre la propia práctica literaria.Historia de Mayta es el centro de ese proceso. Es curioso que la obra última de Vargas Llosa parezca perder esa duda: La fiesta del Chivo, Los cuadernos de don Rigoberto, El paraíso en la otra esquina, etc., no trasuntan esa inseguridad en las armas de representaciòn del realismo. Algunos periodifican la obra de VLL en un primer momento de novela total y uno segundo de novela menos abarcadora; otros la dividen en sus novelas experimentales del principio y sus novelas a lo Victor Hugo más recientes; aun otros en sus novelas izquierdosas y sus novelas neoliberales. Yo creo que hay tambièn la opción de ver en la línea realista que abarca toda su obra, un largo hiato dubitativo y cuestionador, que abarca sobre todo los libros a los que me he referido aquí.
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