Carta de Gustavo Faverón
Hay un norteamericano, pintor de profesión, antropólogo o seudo antropólogo por afición, llamado Tobias Schneebaum, un hombre muy mayor, quien décadas atrás hizo un viaje hacia la ceja de selva peruana, partiendo del Cusco. Aparentemente, estuvo extraviado por muchos días, incluso meses, y regresó asegurando que había vivido ese tiempo en una aldea de caníbales, que había formado parte de la tribu, y participado en sus rituales, incluso en ceremonias antropofágicas; que había sido, en suma, una especie de "visiting cannibal from New York" en el corazón de las tinieblas peruano.
En Estados Unidos le creyeron, lo entrevistaron en decenas de programas de radio y televisión, y en diarios, y el tipo escribió un libro, titulado "Keep the River on your Right", que fue un best seller.
Décadas más tarde, con ese mismo título, se filmó un documental, en el que Schneebaum revisita los lugaresen los que desarrolló, en estos años, su labor (seudo) antropológica, entre ellos, claro, el Perú. Las cámaras lo siguen hasta los lugares donde él dice haber vivido su aventura. Han pasado tantos años que la mayoría de las personas que conoció están muertas. Salvo una, un anciano, que había sido, aparentemente, amante de Schneebaum durante los días de su aventura.
En el afiche de la película, los "salvajes" peruanos de las afueras del Cusco, nuestros "caníbales", curiosamente, son negros. En el documental mismo, en cambio, los miembros de la tribu paleolítica usan bluejeans y camisetas del Boca Juniors, y escuchan los partidos de la selección por la radio.
Cosas de gringos.
En Estados Unidos le creyeron, lo entrevistaron en decenas de programas de radio y televisión, y en diarios, y el tipo escribió un libro, titulado "Keep the River on your Right", que fue un best seller.
Décadas más tarde, con ese mismo título, se filmó un documental, en el que Schneebaum revisita los lugaresen los que desarrolló, en estos años, su labor (seudo) antropológica, entre ellos, claro, el Perú. Las cámaras lo siguen hasta los lugares donde él dice haber vivido su aventura. Han pasado tantos años que la mayoría de las personas que conoció están muertas. Salvo una, un anciano, que había sido, aparentemente, amante de Schneebaum durante los días de su aventura.
En el afiche de la película, los "salvajes" peruanos de las afueras del Cusco, nuestros "caníbales", curiosamente, son negros. En el documental mismo, en cambio, los miembros de la tribu paleolítica usan bluejeans y camisetas del Boca Juniors, y escuchan los partidos de la selección por la radio.
Cosas de gringos.