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notas

del blog moleskine literario

La feria del libro de Lima

Finalizó ayer la X Feria del Libro de Lima. Muchas personas han pensado erróneamente que yo era parte de la organización, al verme tan entusiasmado con la Feria (presenté tres libros y dos autores internacionales, y presenté dos libros), además de estar ahí prácticamente todos los días (además del apoyo a la Feria, grabé el programa todo el sábado y toda la tarde del martes). Lo cierto es que no fui parte de la organización, sino uno más de los encandilados por el optimismo contagiante de Doris Moromisato, la organizadora de los eventos culturales. He leído que la Feria ha sido, además, un éxito económico, lo que comprueba que cuando las cosas se hacen bien los resultados son los que se esperan. El cambio del pálido escenario de La Marina hacia el colorido Centro de Convenciones del Jockey Plaza dio más movilidad, aunque implicó el costo de un sol por entrada. ¿Es el ideal? Por lo pronto, sí como lo comprueba el número de visitantes, casi 250 mil personas.
Aunque todas las editoriales y librerías aportaron lo suyo –ya hablaré después de Océano- es cierto que la que se llevó el galardón de eficacia fue Alfaguara. No solo trajo a los dos peruanos que han publicado novedades (Benavides e Iwasaki) y a las ganadoras del Premio Alfaguara, además de lanzar el nuevo libro de Fernando Ampuero, sino que procuró tener los libros de todos los autores de su editorial que habían sido invitados por la Cámara del Libro. Es muy, muy raro que suceda eso, en el Perú y en otras ferias también (en la de Colombia y la de México no ocurrió). Así, tenía en exhibición los libros de los colombianos Alonso Sánchez Baute, Antonio Ungar, Héctor Abad y Juan Manuel Roca, además de la chilena Andrea Jeftanovic. Y consiguió que los medios se interesen por ellos, por si fuera poco. Otros esfuerzos similares fueron los de Océano por tener el libro de Alan Pauls –pocos ejemplares, se agotaron rápido- y la Cámara consiguió un par de docenas de libros de Armonía Perdida de Esterhazy. Lamentablemente, las editoriales o distribuidoras de Lemebel o Diamela Eltit, por ejemplo, no hicieron lo mismo.
Algo que siempre he sostenido del Perú es que, a diferencia de otros países a los que me han invitado, aquí en la Feria jamás falta público para oír incluso a autores no tan conocidos o completamente desconocidos. El promedio es de 100 personas en las salas, y quizá me quedé corto. De las que he asistido, eso no sucedió casi con ningún autor en la feria de Bogotá, la de Madrid, o la de Miami (ferias que implican un costo mayor y mucha más publicidad) y ni siquiera en la de Guadalajara. Además, creo que el equipo organizador pasó su prueba de fuego al hacer estupendamente bien la traducción simultánea (alemán/ castellano) del húngaro Peter Esterhazy. Todo es positivo, no veo nada negativo en la organización salvo en la seguridad: a una editora le robaron su celular, a una poeta mexicana su cartera con pasaporte y todo, a mi productor una computadora personal, y me contaron que se sacaron una laptop de uno de los stands, y también las ventas de un día de otro. Eso sin contar, obvio, los robos de libros que deben ser cientos.
Apunte personal.- Al finalizar la Feria, me quedé con la pregunta: ¿fue mi santo y no me había enterado? Es que, inesperadamente, he tenido unos días de absoluta felicidad literaria. Primero, la visita de uno de los escritores que más admiro en el mundo, desde hace años, Peter Esterhazy, a quien no solo oí sino incluso entrevisté. Luego, la presencia de Alan Pauls, un escritor cuya obra sigo con mucha atención y curiosidad, incrementada ahora después de conocerlo. Y finalmente, la de Andrea Jeftanovic, narradora chilena que conocí en Guadalajara y con quien he conversado sobre libros y autores interminablemente durante cinco días. Luego, Fernando Iwasaki y Jorge Eduardo Benavides, amigos entrañables de antes y de siempre. Y por si fuera poco, en Océano alguien se volvió loco y rebajó los libros de Anagrama a 20 soles/ 6 dólares (y a mí, incluso, me hacían una rebaja sobre eso). Y no cualquier libro, sino autores notables: John Banville, Vikram Seth, Marcos Giralt, Alvaro Pombo, Alexander Hemon, Chang Rae Lee, Allan Hollinsgurth, Graham Swift, Harold Brodkey, Anthony Powell, Julián Barnes, John Fowles, y un largo etc., -incluso uno de Nabokov (Risa en la oscuridad)- y las ediciones de cuentos de Lengua de Trapo: Páginas amarillas y Líneas aéreas, además de varios libros de traducción de esa editorial. Me compré 46 libros en tres viajes. Absolutamente impresionante.
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